viernes, 6 de julio de 2007

KOANS ZEN

Maestro, ayúdame a encontrar la liberación. - ¿Y quién te tiene prisionero?. - Nadie. - ¿Por qué buscas la liberación entonces?.

- Maestro, ¿qué haces tú para estar en el camino verdadero?.- Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo. - Pero esas cosas las hace todo el mundo.- No es cierto. Cuando los demás comen piensan en mil cosas a la vez. Cuando duermen, sueñan con mil cosas a la vez. Por eso yo me diferencio de los demás y estoy en el camino verdadero.

Dos monjes iban hacia su monasterio cuando al pasar un río escucharon los gritos de una dama que pedía socorro. Era una joven que estaba en peligro de ahogarse. Uno de los monjes se tiró al agua, cogió a la hermosa joven en sus brazos y la puso a salvo en la orilla. Tras despedirse los monjes continuaron su camino. Transcurrido un tiempo el que no había hecho nada dijo: - Deberías saber que nuestras normas no permiten tocar a mujer alguna. - Yo cogí a esa joven con mis brazos y luego la dejé en la orilla. Tú todavía la llevas encima.

- Maestro, ayúdame a encontrar la verdad.- ¿Percibes la fragancia de las flores?. - Sí.- Entonces no tengo nada que enseñarte.

Un belicoso samurai desafió a un anciano maestro zen a que le explicase qué era el infierno, pero el monje le replicó con cierto desprecio. - No eres más que un patán y no puedo malgastar mi tiempo contigo.Al escuchar la respuesta, el samurai, herido en su honor, montó en cólera y con el rostro rojo de ira desenvainó su espada mientras gritaba al anciano. - Tu impertinencia te costará la vida. - Eso. Eso mismo es el infierno —replicó entonces el maestro. El samurai se quedó paralizado con la respuesta y la tranquilidad del anciano y al notar en él su rabia y todo su cuerpo turbado por la ira, se quedó conmovido por la exactitud de las palabras del monje y, como le había hecho ver cómo era el infierno, se postró ante el agradecido. Entonces, el anciano le dijo.- ¡Y eso. Eso es el cielo!.

Un alumno se presentó ante el gran Maestro Ikkyu para preguntarle: - Maestro, ¿tendrías la bondad de escribirme algunas máximas sobre la más alta sabiduría?. El maestro escribió entonces en un papel: ¡Atención!. El alumno, un tanto sorprendido, preguntó. - ¿Esto es todo?. ¿No vais a escribir algo más?. El maestro, ante la insistencia del alumno, cogió de nuevo el papel y añadió dos palabras más:Atención. Atención. El discípulo, aún más turbado, dijo: - En verdad que no veo una gran profundidad, sabiduría y agudeza en lo que acabáis de escribir. Demostrando su gran paciencia, Ikkyu volvió a coger el papel y añadió tres palabras más:Atención. Atención. Atención. El alumno comenzó a inquietarse y preguntó:- ¿Al menos me podéis decir qué significa la palabra atención?
El maestro, demostrando una vez más su paciencia infinita, cogió el papel y añadió tres palabras más: - Atención significa atención.

- Maestro Pao-chi, ¿qué es el Tao? - Entra. - No te comprendo.-Sal

No hay comentarios: